Por: Alejandra Martínez Falcón
La pregunta es ¿Por qué está ocurriendo éste fenómeno? ¿Será que la falta de coherencia entre el discurso y la acción es cada vez más marcada y por lo tanto mayormente percibida por la población?
Hoy en día Políticos se manejan ante la sociedad y específicamente frente a los electores como un producto más en el mercado; poseen una imagen, una etiqueta, el manejo de un nombre y posan para los distintos medios, promocionándose en tiempo específico para captar la atención de quien buscan obtener el voto.
Manuel Andrés López Obrador mejor conocido como Andrés Manuel López Obrador cambió el orden de su verdadero nombre para el manejo de su imagen y campaña, ya que manejando sólo sus iniciales MALO, produce un efecto negativo en la memoria del colectivo, en cambio AMLO suele ser fácil de pronunciar, memorizar e incluso tiene una fonética suave.
¿Qué puede ser fiable? Definitivamente no lo percibido por nuestros sentidos a través de los medios. Tal vez un trabajo conjunto de nuestra mente y nuestro “feeling” nos ayude a encontrar coherencia entre lo que percibimos y los hechos, para así poder contribuir a la mejora de nuestra política mexicana.
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